Como bien dijo Aristóteles "La ciudad (polis) es una de las cosas que existen por naturaleza; y el hombre es, por naturaleza, un animal político." Aunque haya políticos más animales que los naturales, el tema a tratar no es el de estos mindundis, si no de una ciudad en particular. Helsinki, la perla del Báltico. Al no encontrar un apodo mejor (Barcelona; ciudad Condal. París; ciudad del amor. Roma; ciudad eterna...). Su nombre original es Helsingfors, es el nombre oficial en sueco. El sueco es el segundo idioma oficial en Finlandia.
Helsinki, es la capital de Finlandia. Viven más de 600.000 personas, y más de 1.300.000 en el área metropolitana de Helsinki. El área metropolitana de Helsinki está formada por tres municipios más: Espoo, Vantaa y Kauniainen.
Helsinki es una de las mejores ciudades para vivir, según el ranking que cada año crea Economist Intelligen Unit. La ciudad fue fundada en 1550 por el rey Gustavo I de Suecia y se extiende a través de una series de bahías y penínsulas.
Una de las cosas que más me ha gustado de Helsinki es el respeto por el silencio. La educación de los transeúntes llega a ser exorcizante, llegando a cotas inimaginables. No es siempre así, pero por lo general la gente ni si quiera se roza, prefieren esperar a que pases, o en caso de que haya pocas personas, cruzar la calle para no cruzarse contigo.
La ciudad cuenta con muchos puntos turísticos. Desde la Catedral Luterana de Helsinki (en el centro de la imagen que hay arriba), hasta la isla fortaleza de Suomenlinna. Por supuesto, hay muchas más cosas que visitar, como en todas las ciudades; el mercado del puerto, la Catedral ortodoxa de Upenski, el Parlamento, la plaza del Senado (y su fuente), la Avenida Esplendi, la Iglesia Temppliaukio, la Estación Rautatientori, la Plaza de la Estación jne (ja niin edellen = etcétera).
A diferencia de muchas ciudades, la capacidad camaleónica de Helsinki es fascinante, según la estación en la que se visite. Cuatro, son las estaciones en las que se puede visitar la Capital de Suomi, aunque las más espectaculares son el invierno, y el verano. Cuando las noches, y los días rozan lo imposible para los que venimos del Sur, cuando los lagos se transforman en pistas de patinaje, cuando el mar se convierte en un mosaico de hielo e icebergs...
Aunque Helsinki cobra vida al llegar la primavera. La energía, la vitalidad, la luz, las flores... todo cambia, de la noche a la mañana, como aquel que dice. El cielo deja de ser gris, dando paso a un azul celeste precioso. El uno de Mayo se celebra la fiesta de la Primavera, más conocida en Finlandia como Vappu. Es tradición que todos los estudiantes vayan a la gran escalera de la Catedral Luterana de Helsinki a beber. Hay muchas zonas verdes en la ciudad, lo que no hay son rascacielos. Uno de los puntos más altos de la ciudad, al cual se puede acceder gratis, es el Original Sokos Hotel que encontramos en pleno centro. La terraza cuenta con un bar, que no siempre está abierto, en el que hay un lavabo con vistas de vértigo mientras estás sentado en la taza del baño.
El transporte público funciona muy bien, aunque es caro. Lo más cómodo para moverte en la ciudad es el tranvía, o el autobús. Tan solo hay una línea de metro (que luego se bifurca con dos destinos), el tren de poco sirve en la ciudad, aunque es indispensable (junto al autobús) cuando se sale de ella. Un billete sencillo cuesta alrededor de 4,5 € (dos zonas, y solo ida) el cual podemos utilizar alrededor de 80 minutos, y podemos coger los transbordos que nos de la gana durante ese periodo de tiempo.
Aunque el transporte suele ser muy puntual, las infraestructuras están algo obsoletas, los medios de transporte muy usados. Este año han empezado a operar trenes completamente nuevos, más utilizados los fines de semana que entre semana.
Una de las cosas que más me sorprendió es la seguridad que siente uno al caminar por las calles de Helsinki, independientemente de a la hora que se haga. No he visto carteristas, aunque supongo que haberlos los habrá, muy poca gente pidiendo limosna en la calle, poco ruido y apenas hay escándalo. ¡Hasta los borrachos hacen sus travesuras en silencio! Lo cierto es que los finlandeses son esa clase de personas que no les gusta expresar sus sentimientos en público, aunque con dos copas la cosa cambia. Son orgullosos respecto al aguante que tienen bebiendo alcohol, lo cierto es que a las tres de la mañana ya no pueden más, cierto es que empiezan a beber muy pronto (alrededor de las seis, siete de la tarde), pero pocos finlandeses veras empalmar la noche con el día.
Las discotecas cierran a las tres y media, hora que por lo general la noche muere y todo el mundo decide ir a casa a dormir la mona.
Que bueno! Muy bie explicado! Das ganas de irse a vivir!
ResponderEliminar